sábado, 21 de mayo de 2016

La selva negra

 28Feb SELVA NEGRA
La SELVA NEGRA es un macizo montañoso ubicado en el suroeste alemán, en el Estado de Baden-Würtemberg. Ocupa una franja de 160km de largo y 55 de ancho. A su lado Oeste está delimitada por el valle del Rhin y la Alsacia francesa, (hoy marcada esa separación por la autopista Basilea-Friburgo-Estrasburgo-Baden Baden-Karlsruhe). A su vertiente Este el límite llega hasta pueblos como Donauschingen donde está el nacimiento del Danubio. 
 
Su nombre se remonta a la época del Imperio romano en que la denominaban Silva Nigra  debido a la impenetrabilidad y oscuridad provocada por lo espeso de ese bosque.
La capital de esta región es Friburgo.   

LA BAJA SELVA NEGRA:
traje tradicional
Amanecemos en el pueblo de Badenweiller, situado al sur de la BAJA SELVA NEGRA. Tras el espléndido desayuno en el hotel Zur Sonne partimos a 9h. Desde aqui seguiremos la carretera 31 que ensarta en diagonal esta Baja Selva Negra, por un soberbio paisaje de montaña que, además, encontramos nevado.
Pasa por aldeas como Schonau, Neuenweg, o el pueblo de Todtnau donde haremos una primera parada. Tras ello serpentea a las faldas del monte Feldberg que es el pico más alto de esta región con sus 1419m, con diversos senderos y pistas de esquí. Tras 50km desembocamos en Titisee desde el cual nos adentraremos en LA MEDIA SELVA NEGRA.

Así que nos internamos en esa carreterita que iba ascendiendo paulatinamente, entre un idílico paisaje de montaña, todo tapizado de nieve. 





Las poblaciones en este trayecto eran escasas, hechas con casas típicas del lugar, entre ellas unas grandes granjas que presentaban un tejado enorme, llegando casi al suelo. 

Neuenberg, Schonau, y llegamos a Todtnau, de poco más de 5000 habitantes. Aquí se fundó el primer club de esquí de Alemania. Únicamente tiene un par de calles de edificios no muy llamativos. 

iglesia de Todnau

Aparcamos frente su altiva iglesia, vimos la estatua del fundador de esa 1ª pista de esquí, un letrero en la plaza de la iglesia indicaba el inicio del paseo que a 2km lleva a la cascada de Todtnauer, y sobre la ladera de la montaña se veía el telesilla que asciende hasta su cima y desde ella el vertiginoso descenso de la otra gran atracción de Todtnau, aparte de su cascada: un largo tobogán que en varios loops vuelve a descenderte a la localidad (estaba fuera de uso en Invierno) Esta es la inf recogida de un blog: “...Cuesta 9´5€ telesilla y bajada. Es una especie de montaña rusa, donde desciendes a toda velocidad por la montaña sentado en un trineo por raíles. La experiencia nos encantó. Primero subes hasta la cima en telesilla y después empiezas el descenso que dura bastante, tú controlas la velocidad...” 




el tobogan de Todnau
el monte Feldberg y sus pistas
Continuamos por la carretera 31. Pasamos por las pistas de esqui del monte Feldberg, el punto más alto de la Selva Negra con sus 1419m. 
Por ese monte había muy atractivos senderos que discurrían entre tupidos bosques de hayedos y coníferas, pero eso es para el verano, a no ser que te guste el esquí de travesía. Alguna de esas rutas son ideales para familias, como la que se hace ¡descalzo!, una ruta totalmente preparada y adaptada con diversos pasos sobre hojas, fango, y otros materiales para que sientas diversas sensaciones. En su final hay fuentes para lavarte.

Tras 57km desembocamos en el lago Titisee con sus 2 km de largo y 700 m de ancho, es el lago natural más grande de la Selva Negra. 
lago Titisee
Su nombre se debe al Emperador Tito, que pasó por allí con la legión romana. 
Su agua es oscura, negra, resaltada por el paisaje de nieve que hay a su alrededor. 
En su orilla se extiende una localidad anodina, con más tiendas de recuerdos que casas típicas. Entre ellas sobresalía el campanario de la iglesia. Aquí nos alojaríamos esa 2ª noche, tras completar una ruta circular que a continuación seguimos adentrándonos en el núcleo de esa Selva Negra cuya columna vertebral es la carretera 500, saltando de un pueblo a otro.  

Por esa carretera ascendimos dirección norte primero hasta Triberg. Nos llamó la atención que, más bien, aquello se le ha de denominar la “selva blanca”, porque esos bosques tan tupidos sólo los veíamos concentrados en pequeños islotes, lo demás era un paisaje ondulado, escampado, ¡llenos de luz que, además, refulgía sobre la nieve!

Se sucedían las granjas con su enorme tejado, las iglesias de juguete, aldeas de casas de ésas con fachada triangular... Y tras 40km la carretera nos colocó por encima de Triberg.
Triberg


Es una localidad mediana, de 6000 habitantes, rodeada de 3 montañas (de ahí su nombre: tri-tres, berg-montaña), famosa por sus relojes de cuco (llamados en alemán KUCKUCKSHUR).

kuckuckshur



LA CASCADA DE TRIBERG
: Iniciamos el descenso hacia Triberg en varias revueltas. En una de ellas descubrimos el parking superior para visitar la CASCADA, (estaba cerrado), más adelante vimos otro intermedio, igualmente cerrado pero hicimos caso omiso, sorteamos la valla que cerraba el camino y lo seguimos 5min entre el bosque hasta ese salto de agua. La entrada eran 4€ pero allí no había nadie. Nos colocamos sobre el puente de madera. Sobre nosotros y bajo nuestros pies teníamos esos saltos que llegaban muchos metros más abajo hasta el pueblo, ya en la base inferior. (Esa es la entrada permitida en invierno, no aquella que impunemente habíamos burlado nosotros). 

Lo que no recomiendo es usar la entrada superior pues el trayecto es más largo hasta la cascada y luego la vuelta se hace muy empinada.
Continuamos hasta TRIBERG, aparcamos sin coste en la calle tras el ayuntamiento que se encuentra en el centro de la población. 
Triberg: calle principal
transporte publico por la selva negra
En verano aquello debe estar hasta los topes y habrías de hacer uso del muy desacertado parking municipal que han alzado en ese centro, hormigonado, gris, en contraste con las casas tradicionales que lo rodean. ¡Hasta han colocado unos moais!
Si no tienes coche de alquiler numerosos buses públicos llegan hasta Triberg. 

Damos un paseo por el pueblo que básicamente es una calle que lo atraviesa, con una curva de casi 90º en su parte central. 

Visitamos sus tiendas repletas de RELOJES DE CUCO, destacando el emporio de Hubert Herr, bien llamada “la casa de los mil relojes”, algunos eran unas obras de arte. 



En la curva de esa calle vimos la entrada a las cascadas, y a 100m entramos en el MUSEO DE LA SELVA NEGRA, muy interesante. 6€pp. 

el constructor de los relojes de cuco
En él aprendimos las costumbres, los oficios tradicionales, la singular vestimenta, sobre todo mostrada en sus gorros, unos hechos con cuentas de vidrio y joyas, otros con pompones, (rojos si la mujer está soltera, negros si está casada). 


Vimos el maniquí del carismático vendedor de relojes de cuco que iba de aldea en aldea recogiéndolos y cargándolos a su espalda.

La sala con los organillos portátiles, ¡otra de las costumbres emblemáticas de esta zona!: las orquestas automáticas

Como también original es su carnaval,  y allí había una sala donde se mostraban sus  típicos disfraces.

También vimos cómo se realizó la construcción del tren de la selva negra, 

Entramos en el túnel de una mina... 

¡Vamos, que es de lo más entretenido!
los organillos portátiles

De vuelta al coche hicimos 2km hasta SCHONACH. 
Antes de entrar en este pueblo había una explanada a cuya orilla estaba el RELOJ DE CUCO MÁS GRANDE DEL MUNDO. Aunque ese título se lo ha quitado otro situado en Schonachbach, a la salida de Triberg en dirección Hornberg. Pero este último es un reclamo de una gran tienda de souvenirs. El auténtico, el que hizo con sus propias manos un relojero del lugar, es este otro.  

En realidad es una casa tradicional cuya fachada posterior es ese gran reloj. La maquinaria ocupa casi todo el interior. 

Nos lo explicó el majisimo y entrañable autor que un día, hace 40años, tuvo ese deje de locura y comenzó a construirlo. ¡Él solo! 
Nosmostró su complejo funcionamiento, con múltiples y grandes ruedas dentadas y engranajes, los contrapesos, el sonido de ese cucú que salía de unos fuelles... 

Tanto nos gustó que no queríamos perdernos el otro: el de SCHONACHBACH. Para ello de nuevo atravesamos Triberg y a su otra salida, a otros 2-3km, antes del túnel, había un desvío que llevaba a un centro comercial en cuya fachada lateral han construido ese otro Reloj de Cuco que aparece en el Libro de los Guinness como “el más grande del mundo”. 
Después de haber visto el original, con su afable autor, éste hasta nos da un poco de coraje por su parafernalia impostada y turística. 
¡Incluso tiene una ranura donde por 1€ podías ver salir el cuco en el momento que tú desees!  

A la otra cara de las tiendas estaba otro realizado sobre la fachada de una casa, con su maquinaria y su gran péndulo. ¡Definitivamente nos quedamos con el de Schonanch!


Antes de continuar llenamos el depósito. A 1´1€/l de gasolina

Gasolina:. No hay uniformidad de precios. Cada gasolinera aplica su precio. En Marzo 2016 lo habitual era la super a 1´10-1´20€, llegamos a ver a 1´35€. Hay super y super E10 que es mas barata.
Atención, estamos en Alemania: si el importe es 10´02 ¡los 2ctm se pagan!

La carretera se hizo aún más atractiva, entre unas praderas de intenso color verde, salpicada de casitas de cuento. 
Pasamos Hornberg un pueblecito con una calle principal empedrada, en lo alto de la montaña un castillo y el rio Gutach que pasaba por el medio.  

A pocos km de él, en GUTAH se ubica el museo de la Selva Negra al aire libre


Nosotros seguimos hacia SCHILTACH  que nos resultó el pueblo más espectacular de cuantos vimos, con sus preciosas casas históricas, muchas con su fecha de construcción escrita en la fachada, (la mayoría del año 1800, algunas incluso de 1600). 
Schiltach
El  río lo atraviesa y redobla su belleza, sumésele la plaza con el ayuntamiento, rodeada de más casas espectaculares, las calles empedradas..

La siguiente parada fue a 9km en Alpirsbach.  
Alpirsbach
En ambos pueblos aparcamos sin coste en una de las calles del centro, dejando el disco de parking donde marcábamos la hora a la que llegábamos. 
Este pueblo es famoso porque en el monasterio: Klosterkirche St Benedict, fabrican una cerveza muy conocida: la Alpirsbacher Klosterbräu. 
Igualmente paseamos por sus calles salpicadas de esas casas de cuento, aunque no tan espectaculares como las de su vecino. 
En uno de sus cafés nos tomamos la célebre tarta selva negra (ummmmm) y la Frank Kranz stuck con un café en taza gigante-7´5€
tarta selva negra

tarta Frank Kranz stuck


Partimos hacia nuestro siguiente destino a 19km: Freudenstadt.  Más grande e industrial, con varios grandes complejos comerciales.

Es otro de los puntos clave de la Selva Negra, ya que es un importante nudo de carreteras. Con algo más de 23.000 habitantes capitaliza el distrito del mismo nombre. 


Fue un proyecto del Duque Federico I de Württemberg, que lo puso en manos de su arquitecto y éste diseñó una estructura de calles en forma de tela de araña. Es famosa su Plaza: la más grande de Alemania, con una forma casi cuadrada, rodeada por destacados edificios históricos: “La Casa de la ciudad”, una iglesia evangélica, el Ayuntamiento...
Aparcamos al lado de esa plaza colocando el disco. Atravesamos ese gran zócalo, paseamos por las galerías porticadas con sus tiendas y por las calles aledañas. 


Desde aquí podíamos dirigirnos a LA ALTA SELVA NEGRA Pero ya eran las 17h.

Esta es la inf que obtuvimos de otros blogs: LA CARRETERA ALTA DE LA SELVA NEGRA: la Schwarzwaldhochstrasse:

Este tramo perteneciente a la B-500 tiene una longitud aproximada de 65 kilómetros. Fue la primera carretera turística de Alemania. Paisajes de ensueño, curvas,  y una buena dosis de naturaleza. Lo ideal es ir tomando desvíos para acudir a algunos de los muchos destinos. Desde Freudenstadt hacen falta unos pocos kilómetros para tomar la célebre carretera, previo paso por Kniebis,  un puerto de montaña con estación de esquí en el que ya pudimos dar cuenta de una notable bajada de temperaturas. Continuamos la ruta hasta las Cascadas y la Abadía de Allerheiligen. Comenzamos el paseo y lo primero que ves son las ruinas, la verdad es que son bonitas, pero se ven en un momento. Seguimos en un agradable paseo por un sendero junto a un pequeño río hasta las cascadas. La caminata de ida y vuelta nos llevo alrededor de una hora. Más tarde partimos hacia el Mummelsee, el lago glacial situado a mayor altura (1036 m.) de la Selva Negra, su circunferencia es pequeña, pudiéndose bordear a pie en 15 minutos...” 


Nosotros nos dirigimos al Este, pasando un magnífico puerto de montaña repleto de coníferas que ¡por fin! su espesura sí hace que el paisaje se identifique con esa selva negra que teníamos en mente. 

Pasamos Oppenau (a 25km de Freudenstadt), destacado por el rio que lo atraviesa en diversos saltos. 

Oberkirch es otro de casas muy ornamentadas. (Como para llegar a ellos había que salirse unos km de la carretera los vimos desde la lejanía). 

Y tomamos el desvío hacia DurbachUna carreterita rural magnífica, ondulante, entre viñedos, bodegas, una solitaria ermita, varios cristos de gran tamaño en los cruces de caminos... 



Durbah es pequeño, lineal, atravesado por un estrecho río, con bonitas casas 
Durbah
Siguiendo esa carretera rural a pocos km alcanzamos Offenburg que ya se puede considerar una ciudad (aunque pequeña). Su entrada era feota. Por destacable sólo poseía su calle principal peatonal, moderna, y con múltiples comercios.

12km por la carretera 33 hasta Gengenbach, otra de las localidades “top ten” de la selva negra. En ese camino pasamos Ortemberg con su castillo en lo alto de la loma. Llegamos 19´45h, ya de noche. Esta localidad es famosa por estar amurallada y por su plaza histórica que te retrotrae a varios siglos atrás.

Nos la encontramos sugerentemente iluminada. 
Aparcamos en la calle fuera de su muralla, frente una puerta de entrada que era una vistosa torre con su reloj y un águila pintada en su centro. 

Enseguida nos topamos con su plaza que era impactante a más no poder, con sus casas históricas




En ella se han rodado algunas películas como Charlie y la fabrica de chocolate. 

Tras dar un paseo viendo el ayuntamiento, la iglesia, las otras puertas... cenamos en uno de los restaurantes tradicionales. 



Tenían un menu que incluía sopa bávara (rinderbraft mit marklobcher), una carne (badisher sauerbraten con tallarines) y postre (sorbete frambuesa) por 20€. 
Pedimos un menú y otro a la carta: badishe mauttaschen mit zwieebelschmelze, ¡ahí queda eso!, al fin y al cabo... un filete con salsa. Porque la gastronomía alemana es carne, y carne, y carne... ¡y salchichas! Lo regamos con un vino riesling. 50€/2p 


Partimos a las 22h hacia Titisee. Para ello seguimos la 33 que discurría en diagonal, hasta Triberg y de aquí los mismos 35km que ya hicimos a la mañana hasta Titisee donde llegamos, para no variar, tarde: a 23h.

SENDERISMO POR LA SELVA NEGRA:
Por debajo de Gegengah, al Oeste de la 33, quedaba un área interesantisima, sobre todo  para hacer rutas de senderismo, y con más de esos pueblos de postal: Seelbach, Lahr, Locherberg (desde donde partía el sendero Hans Jakob weg), Hasslah (con también preciosas rutas de montaña). 
Otra de esas caminatas muy popular era la ruta de la Garganta de Gutach. Y esta es la inf de un blog: “...Dejamos el coche en Wutachmühle desde donde cogimos un bus gratuito para los hospedados en la zona y nos bajamos en Boll, la ruta era de unos 11 km. El recorrido se hace siguiendo el río por caminos escarpados, el paisaje es espectacular, siempre rodeado de árboles, vegetación y naturaleza. Nos llevo alrededor de cuatro horas. Al acabar la ruta salimos junto al coche donde había un kiosco con bebidas y comida que aprovechamos para tomar algo. Pasamos una tarde genial, recomendamos la experiencia a la gente que le guste andar y estar en contacto con la naturaleza.”

A las 23h aparcamos en el parking privado del espléndido TRESCHERS SCHARZWALDHOTEL, 

treschers hotel
Un imponente caserón a orillas del lago, con magníficos salones, playa privada, gimnasio, spa, saunas, una piscina interior y, ¡mejor! otra exterior de agua caliente, situada justo frente el lago ¡Qué gustazo bañarte con el paisaje a tu alrededor nevado, a 0º!




25€pp con el carnet romantik.
El desayuno exorbitado en un comedor tipicamente decorado, con amplios ventanales al lago. 
Fue el hotel que más nos gustó.


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