sábado, 13 de agosto de 2016

AMARBAYASGALANT

MARTES 14JULIO: INICIAMOS LA RUTA
Desayunamos de nuevo invitados por Bolod en su cocina. Cargamos la furgo-tanque con las tiendas, colchonetas, material de camping, y a 9h partimos.

Hicimos una primera parada en el PALACIO DE INVIERNO, morada del octavo Bogd Khan o rey de Mongolia.
entrada 2500Tg+1000Tg fotos.

Compuesto por distintos templos, la biblioteca, el ger real, los diversos cuartos, el trono...
el trono
Puerta Norte del palacio

TAPEO EN EL SUPER:
Lo siguiente, en el extrarradio de UB, fue realizar la compra en un super con objeto de aprovisionarnos para nuestros 3 primeros días de acampada. (Injer era la “intendente”, le dimos un bote para esa compra y otros gastos y ella, experimentada, dirigió el cotarro. También abierta a probar comidas nuestras, añadió a la cesta alimentos para ella no habituales)
en el super

Ese mercado era un gran recinto, moderno, limpio, dividido en tiendas de distintos tamaños donde en cada uno se vendía la fruta, o la carne, o la leche...
Uno de esos espacios era el guanz (cantina) y alli, como hacía la gente del lugar, tomamos un té con leche (más parecía un consomé) y un surtido exquisito de empanadas mongolas. Por esa bebida y 5 platos-7400tg (3€)
guanz (cantina) del super




Se nos hicieron las 12´30h.Por delante teníamos unos 300km. En dirección al Norte. Por la carretera asfaltada que nos llevaría hasta la frontera rusa, pero nosotros, antes de llegar a DARKHAN, nos desviamos y comenzamos a saber lo que eran las verdaderas “autopistas” mongolas. NUESTRA META ERA EL MONASTERIO DE AMARBAYASGALANT, el 2º templo mongol más importante tras Erdene Zuu.

La carretera Norte era bastante decente. De dos carriles sin arcen. El paisaje, tras dejar atras enormes centrales hidroelectricas, comenzó a ser espectacular. ¡Estábamos en Mongolia! Sanaa, el chófer, nos puso música de la suya. ¡Perfecta para meternos aún más en situación! (Al dia 20, tras escucharla centenares de veces, ya no pensaríamos igual (de nuevo lo de las distintas percepciones). ¡Y ahora, a día de hoy, resulta que añoro aquellos trayectos con esa música!)
En ese camino cuando no se nos cruzaba un caballo era una vaca, o un yak, o una oveja, o una cabra, o los crios que en esas fechas estaban de vacaciones (la escolarizacion es obligatoria hasta los 11años). Pero el peligro mayor eran los otros coches. El mongol es un excelente conductor por sus pistas imposibles, pero es pisar asfalto y ¡han encontrado el maná! Son muy competitivos. En esas pistas ven un todoterreno que se les coloca en paralelo ¡y ya tenemos la carrera montada! Lo llevan en la sangre.

OVOO
¡LAS 5 VUELTAS AL OVOO!
Hicimos la siguiente parada en un OVOO de considerables dimensiones. Esto era un montículo hecho de miles de guijarros arrojados por la gente, que se van acumulando, coronados por una banderola o una estela de oración. Se encuentran a todo lo largo y ancho de Mongolia. Se consideran sagrados y es preceptivo darle 5 vueltas para atraer la buena suerte mientras se le arrojan nuevos chinos. Así lo hicimos, junto a los divertidos Sanaa e Injer con los que ya estamos totalmente integrados, encantados mutuamente de habernos conocido. ¡Y así, con aquellas vueltas quedó oficialmente inaugurado y bendecido el viaje!

¡LA VUELTA AL POSTE!
Otra parada fue en el pueblo de Bayangil. Mientras Sanaa hacia unas diligencias se nos acercaron unos jinetes, ataviados con su DEEL, que es su tipica túnica, sus holgados pantalones, su sombrero de ala ancha y sus altas botas. Cuatro risas y aquello acabó en que invitaron a montar a su caballo. Dejamos que fuera una de las chicas. Experimentados jinetes (se dice que el mongol tiene 5 hocicos: el del caballo, el más importante pues “un mongol sin caballo es como un pájaro sin alas”, el de la oveja, la cabra, la vaca y el yak), no se fiaron de que un foráneo fuera tan bueno como ellos y por eso el paseo consistió en que el hombre no soltó las riendas, guió al caballo, y sólo dio la vuelta al poste que teníamos al lado.

A 16h llegamos a DARKHAN. Pocos km antes de arribar a esta localidad Sanaa se desvió hacia el Oeste y entonces comenzamos a circular por una pista. (De haber continuado por la carretera hacia el Norte en breve hubiéramos llegado a la frontera con Rusia)


Al poco paramos en la localidad de Khutul que estaba hecha “a la soviética”, con edificios de hormigón. A orillas de su río hicimos un picnic.
Aún nos quedaban 35km por esa pista de tierra. Y eso nos llevó un par de horas. ¡Pero qué dos horas! ¡Soberbias! Entre ese valle virginal. La única intervención del hombre eran las rodaduras en esa pista y los rudimentarios postes del tendido eléctrico que se sucedían cada 300m, en una serpenteante hilera.
Las sensaciones las teníamos a flor de piel, cada vez sintiéndonos más aislados y lejos de todo. Inevitablemente nos rondó esa otra cita sobre este país: “el mundo cuando despertó debió ser así”.

Llegamos a 18´50h al MONASTERIO DE AMARBAYASGALANT. Solitario en medio del valle, ubicado entre esa estepa que era un mar de hierba muy, muy verde. ¡Qué estampa más poderosa!

ger camp
Allí no había nada más que el monasterio amurallado de forma cuadrada, con sus vivos colores rojos, varios gers de los nómadas, con su vallado para los animales, y un basico ger camp (el “camping mongol” que dispone de algún que otro equipamiento, en este caso regentado por los monjes)

Nosotros acampamos por libre a orillas de un riachuelo. Teníamos tres tiendas, dos dobles y una triple. Se montaban en un pis pas. Injer y Sanaa preferían tender un colchón dentro de la furgo.
acampamos por libre

“LA TELESERIE MONGOLA”
Por el camino nuestra unión con Sanaa e Injer había ido en aumento y ya desvelamos la telenovela mongola: Él, más joven que ella, era su segundo marido. Aquel viaje digamos que, aparte de trabajo, era su luna de miel. Ella tenía una hija de su anterior matrimonio, Atuka. La había dejado al cuidado de sus padres mientras ese mes ellos estaban con nosotros. Esos padres vivían en la localidad de Edernet por la que pasaríamos al día siguiente, no importándonos que hicieran una parada para visitarla, incluso que estuvieran con ellos todo el día; nosotros ya nos entretendriamos por la ciudad. Aquello desembocaría en que fuimos invitados al piso de esos padres y estos se deshicieron en atendernos. Pero eso fue otro día...

UN LUGAR MÁGICO:
Terminamos de montar el campamento. ¡Aún nos costaba asimilar que estuviéramos en tan espléndido lugar!
Y nos fuimos a visitar ese monasterio al atardecer.

¡Sólo este día dejamos a Injer preparando la cena!, siempre colaboramos con ella, incluso en alguna ocasión nuestra cocinera-intérprete no tuvo que hacer nada, nosotros nos ocupábamos, pero es que aquella visita y a esa hora tan especial nos llamaba a gritos.


El monasterio fue construido por el emperador de Manchuria en 1727 estaba dedicado al líder budista, poeta y pintor  Zanabazar, el “Miguel Angel de las estepas”. ¡¿Y eso qué más nos daba?! Fascinados, recorrimos su nave central, tan colorida; con, para nosotros, aquellos extraños objetos para el culto; sus capillas aledañas; sus llamativas puertas de entrada; detalles como los dos ciervos flanqueando la rueda de Sansara colocados en el frontispicio...

Tras ver el monasterio ascendimos a la pequeña colina que había a su vera, desde la que se tenía una vista sublime a todo aquello.
Mientras. definitivamente el sol declinó y dio paso a una noche límpida, cuajada de estrellas.


Regresamos al campamento y descubrimos que Injer nos había hecho un sabroso arroz con verduras y carne. ¡Cómo se las apañaba con tan sólo una hornillita de camping, de esas que a un lateral llevan una botella de gas! Una crack. Plátanos de postre.


Nuestro “comedor” consistía en una mesa plegable colocada en el centro y alrededor de ella nuestras sillas. Por techo el cielo mongol y por paredes la estepa, en ese dia sumándole aquella vista al monasterio y, para mayor belleza aún, justo en esos instantes pasó una manada de caballos semisalvajes y atravesó el arroyo. ¡Ya no se podía pedir más!
Las comidas todas fueron muy sanas y sabrosas. Guisos muy caseros. Con mucha verdura, pasta (fideos, tallarines, noodles..), arroz, sopas, y también mucha carne, de cordero, de cabra, de caballo... El mongol es eminentemente carnívoro, aunque un vegetariano tampoco tiene excesivos problemas.
¡Y a estrenar nuestras tiendas de campaña!

INUNDACIÓN:
A media noche arreció una buena tormenta, y menos mal que no duró mucho. Con una intensa lluvia. Desde mi tienda comencé a escuchar risas y una escandalera. ¡A nuestros vecinos, Osqui, Tere y Montse, se les había inundado la precaria tienda y estaban escanciando el agua entre esa divertida juerga!

¡De nuevo el buen humor imperaba sobre las vicisitudes! ¡Otro de los factores que influyeron en las buenas sensaciones que nos dejó este viaje!

El último día de viaje mi tienda ya no cerraba, la otra calaba, la otra remendada... ¡Uno más y hubiéramos dormido al raso! ¡Pues también genial!

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